
Ansiedad en tiempos modernos. Abordaje con Medicina Integral.
Los trastornos por ansiedad representan uno de los trastornos médicos que más a menudo se atienden en los consultorios de atención primaria. De acuerdo con el National Institute of Mental Health, la tasa de prevalencia a 1 año es de un 13,3% de la población, es decir, de 19,1 millones de personas.
El infra diagnóstico es habitual; el paciente promedio con un trastorno por ansiedad consulta a un total de 10 profesionales sanitarios antes de que se le establezca un diagnóstico definitivo.
Los trastornos por ansiedad comprenden una amplia gama de subtipos, de los cuales el más común es el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno por pánico, las fobias y el trastorno por estrés pos-traumático. Todos se caracterizan por pensamientos irracionales e involuntarios. Uno de los elementos que mejor define el diagnóstico de trastorno por ansiedad es la alteración de la vida cotidiana por la angustia excesiva. A menudo hay una reducción importante en la capacidad para llevar a cabo tareas sistemáticas, sean sociales, personales o profesionales.
Hoy hablaremos de la ansiedad generalizada, implica una preocupación excesiva y constante respecto a diversos problemas. Estas preocupaciones pueden estar relacionadas con la familia, la salud, el dinero o el trabajo. Una vez que cede la preocupación inicial, otra asume su lugar. El médico observa con el tiempo que las preocupaciones parecen constantes e iterativas. Asimismo, la angustia parece desproporcionada a la circunstancia de la vida real.
Para que se cumplan los criterios del DSM-IV sobre el TAG, debe presentarse una preocupación intensa casi todos los días durante un período de por lo menos 6 meses continuos. Además, es necesario que ocurran tres de los siguientes signos y síntomas: tendencia a la fatiga, dificultades para la concentración, irritabilidad, tensión muscular, inquietud y trastorno del sueño. Los pacientes por lo general aquejan molestias físicas y no reconocen como causa relacionada el estrés.
Los tratamientos convencionales incluyen drogas antidrepresivas y ansiolíticas.
Aquí te comento otros ejes a tener en cuenta en tu tratamiento para realizar un abordaje integral.
Alimentación y cuidado del intestino.
Un buen estado nutricional es fundamental para nuestra neuroquímica (nuestro cuerpo fabrica sus neurotransmisores, como la serotonina, a partir de nutrientes como el triptófano). El cuerpo está en constante evaluación de su estado nutricional y de si es suficiente combustible para él; si detecta que no hay suficiente, envía señales de escasez, urgencia y malestar al cerebro.
Para cuidar el intestino, además de disminuir alimentos inflamatorios (ultraprocesados, aceites vegetales, azúcares añadidos, edulcorantes), debes añadir elementos antiinflamatorios como la curcumina, alimentos con omega (como el salmón y otros pescados azules), el jengibre.
La microbiota, esa flora intestinal tan importante para todo el bienestar del organismo, puede verse afectada por antibióticos, otros irritantes y también por el estrés
2) Ejercicio físico
Los estudios han demostrado que el ejercicio es un tratamiento muy eficaz contra la ansiedad. Pienso que la mayoría de las personas hemos podido experimentar la relajación y bienestar inmediato que supone el movimiento. La invitación es a incorporar movimiento a lo largo del día.
3)Yoga
Es beneficioso para la ansiedad, no solo por los beneficios a nivel físico, también tiene recursos de relajación, meditación y ejercicios de respiración, sumado a los ejercicios de fuerza.
4) Suplementación
La suplementación irá dirigida a carencias específicas nutricionales que serán individuales. Sin embargo, podemos hablar de ciertos déficits muy prevalentes y que nos afectan más o menos a todas debido a factores que tienen que ver con los alimentos, la industria agroalimentaria, los pesticidas y la densidad nutricional de los suelos. Desde esta premisa podemos saber que el magnesio es un mineral en carencia para la mayor parte de la población y tomar un suplemento suele ser beneficioso. Síntomas como tensiones musculares, ansiedad, migrañas, bruxismo podrían mejorar con un aporte de magnesio. Las formas de glicinato, bisglicinato y citrato de magnesio son las preferibles. Si prefieres no tomar cápsulas, hay alimentos ricos en magnesio como el chocolate negro, las semillas de calabaza, las verduras de hoja verde oscura, las almendras, los aguacates. Otra posibilidad es darte un baño con sales de epsom para que se absorba a través de la piel.
Otros suplementos interesantes son las vitaminas del grupo B (preferiblemente en su forma metilada), el zinc, la vitamina C.
Son nutrientes esenciales para el sistema inmunitario y que será necesario valorar la indicación individual en consulta (con los suplementos no siempre más es mejor).
5)Manejo del estrés
Hay dos aspectos a tener en cuenta en relación al estrés. Por un lado necesitamos cultivar la relajación, y por otro lado completar el ciclo del estrés, eliminando el exceso de energía acumulada.
Para mantener al cuerpo más tiempo en estado de relajación a lo largo del día, es necesario descansar lo suficiente, nutrirse bien, resolver traumas, sanar el intestino, relajar activamente el cuerpo (destensar la mandíbula, relajar los hombros, relajaciones musculares progresivas, reiki, acupuntura) Esto le envía la señal al cerebro de relajación.
Completar el ciclo del estrés es la resolución o desacativación del estado de alerta del cuerpo. Podemos hacerlo a través del movimiento, la expresión personal/creatividad.
El movimiento puede ser bailar, sacudidas, movimiento enérgico o cualquier actividad que te ponga en movimiento.
La expresión puede verse como escribir, tocar música, o realizar alguna actividad artística. Sentir conexión con vínculos importantes, compartir, procesar las emociones, sentirte escuchado y validado puede ser también una resolución del estrés.
Existe una comunicación bidireccional entre cerebro y cuerpo en cuanto a señales de relajación: una mente relajada conduce a sensación de calma corporal y un cuerpo relajado fomenta pensamientos de gratitud y bienestar.
Aquí tienes una batería de recursos para tu bienestar, recuerda siempre que es necesario un tratamiento personalizado y una guía profesional en todo el proceso.