Abordaje del Dolor con Medicina Integrativa
Qué es el dolor?
El dolor es la manifestación clínica más frecuente de la consulta médica, representando más de la mitad de las visitas a urgencias, aumentando de una manera considerable el número de días de hospitalización. Se sabe que más de 8 millones de españoles lo sufren de alguna manera, y un tercio de estos vivirá́ padeciéndolo el resto de su vida. Es la causa más común de absentismo laboral en España, siendo el dolor crónico la causa que más gasto provoca al Estado Español en atención socio-sanitaria superando a las enfermedades cardiovasculares o el propio cáncer. El dolor y, sobre todo, su mal abordaje, provocan consecuencias económicas importantes, se estima que alrededor de un 3% del PIB en Europa tanto en coste directos como indirectos relacionados con los mismos. Vamos por lo tanto a profundizar sobre un abordaje terapéutico del dolor con medicina integrativa y a considerar las ventajas de un enfoque multidisciplinar con tratamientos mínimamente invadidos y de alta efectividad.
El dolor surge en el cerebro.
El dolor se define como “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a una lesión tisular real o potencial” según lo describe la Asociación Internacional de Estudio del Dolor (IASP). La trascendencia del dolor va más allá de los aspectos físicos que los desencadenan. Se trata de un problema sanitario importante cuyas consecuencias reducen considerablemente la calidad de vida de quienes lo padecen lo que, sin duda, influye de forma negativa en su entorno social, laboral y en sus relaciones personales.
El dolor crónico tiene una alta incidencia, de la tercera parte de la población que refiere haber tenido dolor, el 60,5% lo padecía desde hacía más de tres mes. El dolor aumenta con la edad, llegando al 42,6% de los mayores de 65 años mientras que la población joven padece más dolor de cabeza o migrañas. Las mujeres están más afectadas que los hombres, hasta el 61,7% de las personas con dolor toman algún fármaco y hay un 29% de autoprescripción ante la presencia de dolor.
Sabemos que unas de las funciones más importantes del sistema nervioso es proporcionar información sobre todo lo que suponga una amenaza para la vida. En el cerebro hay numerosas regiones involucradas en la modulación intrínseca del estímulo doloroso, nuestro cerebro es un órgano que filtra, selecciona, decide, aprende, anticipa, intuye, construye e incluso inventa nuestras sensaciones, nuestras percepciones y nuestras experiencias.
El «proceso del dolor» se inicia con la activación y sensibilización periférica (piel, articulaciones, vísceras…) donde tiene lugar la transducción por la cual un estímulo nociceptivo (doloroso) se transforma en impulso eléctrico hasta llegar a los centros superiores (cerebro). La transmisión de los impulsos depende de la acción de los neurotransmisores (sustancias químicas). Por último, tiene lugar el reconocimiento por parte de los centros superiores del sistema nervioso central y su integración. En realidad en nuestro cerebro es donde surge el dolor, recibe señales en décimas de segundo, las interpreta y genera el dolor.
A efectos prácticos se pueden distinguir dos tipos básicos de dolor agudo y crónico, entre los que existen importantes diferencia. Mientras que el primero es predominantemente un síntoma o manifestación de lesión tisular, el dolor crónico se considera como una enfermedad en si mismo. El dolor crónico persiste durante un período de tiempo superior a los tres meses y, con frecuencia, es de difícil tratamiento; puede causar problemas importantes al paciente; y tiene repercusiones negativas sobre su calidad de vida.
Principales síndromes dolorosos
- Dolor osteoarticular. Es el síntoma más frecuente en el paciente reumático y se considera que la artrosis es la causa más frecuente de dolor por ejemplo en el anciano.
- Dolor neuropático. Aquel dolor resultante del estímulo percibido como doloroso, consecuencia de lesiones en los nervios periféricos. Incluye el dolor por neuralgia postherpética, las polineuropatías dolorosas y la causalgia.
- El dolor vascular. Está presente en casi toda la patología de los vasos sanguíneos como: arterial, venosa y linfática. Las entidades más frecuentes son el síndrome de isquemia arterial y la insuficiencia venosa crónica.
- El dolor oncológico se encuentra presente en los dos tercios de los pacientes con cáncer avanzado y es un síntoma que por sí mismo puede definir la situación global del paciente debido a la desmoralización, aislamiento que ocasiona en el paciente, acaparando y fijando toda su atención.
- El trastorno por dolor psicógeno se caracteriza clínicamente por una preocupación excesiva y persistente por el dolor en ausencia de enfermedad física que explique su intensidad.
El cerebro puede equivocarse y entrar en un círculo de cautela innecesaria, de alarma injustificada y llegando a retroalimentarse, alterando la correcta gestión de las señales y generando dolor en situaciones innecesarias. El organismo se encuentra predispuesto a responder de una manera exagerada sin un suceso peligroso. Acepta como real, sin apenas comprobación, cualquier amenaza y pone en funcionamiento los programas de defensa. Este tipo de dolor puede regresar como ocurre en algunas migrañas, en algunas enfermedades reumáticas, la fibromialgia, las neuralgias, perpetuando la sensación de dolor y volverse a un dolor crónico.
Abordaje terapéutico del dolor con Medicina Integrativa
En mi experiencia he podido comprobar la importancia del enfoque multidisciplinar e integrativo para controlar y mitigar el dolor, es muy importante que un equipo de expertos valore y propongan tratamientos efectivos para paliar el dolor crónico del paciente de la manera más rápida y practicando aquellas técnicas que eviten los efectos indeseables, esta es la mejor opción que se le puede proponer al paciente.
Estos tratamientos van desde la utilización de la acupuntura, terapia bio-regenerativa, fisioterapia y terapia manual, ejercicios, aparatología, fitoterapia (cannabinoides, cúrcuma), homeopatía, terapia neural, proloterapia, gestión psicológico del dolor ( técnicas conductuales, relajantes) en regiones como en el cuello, la ATM, los dolores de espalda y las diferentes articulaciones, neuralgias, fibromialgia, reumatismos; hasta la realización de dietas personalizadas basadas en la dietoterapia de la MTCH, técnicas de mindfulness, yoga.
Como podemos apreciar “el síntoma de dolor” es complejo e invalidante con muchos obstáculos, esto lo hace ser multidimensional, determinado no sólo por una lesión y el estímulo que se produce sino también por creencias personales, experiencia dolorosa previa, la psicología del efecto, la motivación, el medio ambiente.
Hay dos premisa muy importante a la hora de aborda el dolor crónico. Por un lado, la empatía: principal herramienta en la comunicación terapéutica, a través de nuestras expresiones y nuestras palabras debemos trasmitir que hemos entendido lo que sienten y que somos sensibles al sufrimiento de los pacientes, ya que es la llave maestra que abre la puerta de la comunicación terapéutica y crea un ambiente seguro y ayuda al paciente a sentirse con más confianza. En segundo lugar el abordaje terapéutico multidisciplinar e integrador ya que como he dicho antes es una enfermedad muy compleja y requiere de diferentes terapeutas y de diferentes técnicas sinérgicas para lograr el alivio del paciente con dolor crónico.
Hay que profundizar evidentemente más en todos los mecanismos posibles para llegar a un mejor entendimiento, diagnóstico y tratamiento del dolor y dar mejor asistencia a un grupo amplio de pacientes que demandan tratamientos más efectivos y carentes de efectos secundarios en la medida de lo posible.